Cómo hacer que tu hij@ estudie sin recurrir a la violencia (III)


Los cimientos del respeto mutuo

Los cimientos del respeto se fundamentan en mantener una relación saludable con nuestros hijos.
Y esta relación no será satisfactoria si
- Somos demasiado permisivos; pensamos que el amor superará todos los obstáculos.
- Somos demasiado rígidos; aplicamos demasiada disciplina.
En el primer caso los niños tenderán al egoismo, la manipulación y la falta de sentido de la responsabilidad, mientras que en el segundo la actitud insensible de los padres hacia los sentimientos de sus hijos creará actitudes de hostilidad y rebelión.

Amor y disciplina deben estar presentes en una buena proporción para que se de el respeto y lacooperación entre padres e hijos. De hecho practicar un instrumento requiere un alto grado de cooperación, y por tanto si hay un serio problema de falta de respeto entre los dos es mejor posponer el comienzo del aprendizaje de un instrumento, ya que sólo generará más hostilidad.

Uno de los pilares principales en los que se fundamenta el respeto mutuo es en la autoestima y el ego:
La imagen que tiene un niño de sí mismo está directamente relacionada con su motivación por las cosas que hace; si se siente bien contigo mismo, se reflejará en todo lo que haga y lo disfrutará.
Hay cuatro valores principales que contribuyen a crear esta imágen del yo:

1. La aceptación: los motivos por los que un padre apunta a clases de música a un niño han de ser buenos y desinteresados; por ejemplo dar unos buenos medios para la propia expresión, sensibilizarlo hacia la belleza y la comunicación... . Un padre cuyo único interés sea la ambición (que sea el mejor), niega a su hijo un verdadero éxito individual, asegurando el fracaso donde la mayoría de ocasiones se da el éxito.
Los niños necesitan ver sus progresos recompensados para incrementar su sentimiento de competencia y sentirse apreciados y realizados. El objetivo no es lo que la música puede hacer por nuestros hijos, sino lo que nuestro hijo puede lograr y descubrir en el mundo de la música.

2. La competencia: la motivación aumenta proporcionalmente a la competencia; no disfrutas por completo haciendo algo hasta que lo haces bien. Y la competencia se gana con la práctica diaria. Si nuestro hijo se siente bien consigo mismo y con las habilidades que está desarrollando se sentirá recompensado y motivado. Para que esta práctica sea fácil y la experiencia musical positiva es esencial:
- Crear un buen entorno musical
- Preparar un buen entorno para el estudio
- Fijar hábitos de estudio efectivos desde el comienzo

- Empezar tan pronto como sea posible
- Escoger el instrumento adecuado
- Escoger al profesor adecuado
- Asistir a las clases de tu hijo
- Ayudar al profesor en sus objetivos
- Participar en experiencias musicales en grupo
- Estar interesado en el progreso y reconocer el esfuerzo y los resultados.
- Aprender a reconocer las encrucijadas en el camino al éxito y superarlas

3. La virtud: la música como producto artístico es una poderosa herramienta para la construcción del ego.
El verdadero propósito de la música es ser una fuente de enriquecimiento, es fortalecer nuestra autoestima sin pensar en ser los mejores, sino en alcanzar nuestro máximo nivel de competencia.
Es importante que los niños reconozcan su talento y capacidades, pero es igual de importante que reconozcan las de los otros. Esto enseñará algo muy importante en la vida profesional del niño; a no sentirse ni destruido ni salvado por las críticas o los resultados que los demás hagan sobre ellos. Se trata de siempre continuar el camino y dar lo mejor de uno mismo; premiar la dedicación y no "convertirse en", servir a la música y no al ego. Cuando antes se aprenda a amar las cosas que uno hace por sí mismas antes se dará el deseo de dedicarse a ellas.
Se trata de cultivar buenos motivos para que nuestro hijo estudie música, como la alegría de hacer música o la confianza en su propia habilidad para producirla.

4. El poder: tu hijo tendrá más interés en practicar si siente que tiene poder de decisión al respecto. Por otro lado no es necesario darle el poder de elección sobre si estudian o no música, porque no estará cualificado para saber qué es lo mejor para él. En este sentido tampoco les damos la elección de ir o no ir al colegio o de cepillarse o no cepillarse los dientes.
Lo que sí podemos hacer es crear un buen ambiente musical desde el nacimiento y que participen en muchas experiencias musicales que les permitan amar la música y querer hacer música. Dar oportunidades de aprendizaje hace que los niños quieran aprender más, y una vez que ellos han decidido cuestiones importantes como qué instrumento quieren tocar también podrán decidir dónde y cuándo practicar. Esto nos predispondrá a un ambiente más cooperativo y una toma de decisiones conjuntas con los padres.
Los niños son más felices y rinden mejor si sus vidas están organizadas, y siguen mejor los planes si han formado parte en su elaboración. Obviamente cuando son muy pequeños los padres tendrán que tomar la mayoría de decisiones, pero según vayan creciendo ellos deben de ir participando progresivamente más hasta llegar a la adolescencia y la edad adulta, donde las decisiones serán por completo suyas.

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