El verdadero sentido de la competición

Vivimos en una sociedad orientada hacia el éxito, en la que las personas tienden a ser evaluadas o medidas por su capacidad en distintos ámbitos. Desde nuestra infancia hemos sido queridos o ignorados por lo bien que realizamos nuestras primeras acciones.

Para muchos la competición no es más que un marco en el que canalizar la agresividad, donde establecer quién es el mejor no sólo en el juego, sino también en el terreno personal. 

Esta necesidad de demostrar el propio valor ante el mundo tiene sus bases en la inseguridad y la falta de confianza en uno mismo. Es como creer que sólo siendo el mejor, sólo ganando, se  conseguirá el amor y el respeto que se necesita. 
Hay grandes dramas asociados a esta realidad, e incluso hay personas que prefieren fallar porque piensan que hacen que no cuente, porque “realmente no lo intentaban”, porque esta derrota de haber sido “real” habría sido una medida de su valor.

Cuando el amor y el respeto dependen del éxito es inevitable que haya muchas personas que sientan que no poseen ni el uno ni el otro. Pero, ¿porqué tenemos que evaluarnos según lo bien o mal que hacemos las cosas?
El valor de un ser humano no puede medirse por su desempeño o por cualquier medida arbitraria. Una determinada actividad no puede definir a una persona.


Actuar con sinceridad sin embrago, cerca de las emociones reales, nos hace expresarnos y sentirnos bien. Los obstáculos, su tamaño y poder, nos obligan a realizar mayores esfuerzos, a hacer uso de toda nuestra habilidad, coraje y concentración para poder superarlos. Un mayor obstáculo es una mayor posibilidad de descubrir y ampliar nuestro potencial; es un elemento esencial en el proceso de autodescubrimiento.

Ganar es superar obstáculos para alcanzar un objetivo, pero el valor de la victoria no es mayor que el valor del objetivo alcanzado y, sobretodo, que la experiencia obtenida al hacer un esfuerzo supremo; el proceso puede ser más gratificante que la victoria en sí.

La conclusión es que la verdadera competición es idéntica a la verdadera cooperación; no estamos derrotando a la otra persona, ya que eso significaría que al derrotarlo le estoy haciendo menos merecedor de respeto. Estamos superando los obstáculos que ella presenta; nadie sale derrotado.

Al dar la bienvenida a los obstáculos aumentas la capacidad para encontrar ventajas a las dificultades; aumentas la capacidad para conservar la calma en un entorno de cambios bruscos y desestabilizadores. 
La estabilidad interior es la capacidad para ver la verdadera naturaleza de lo que está sucediendo y reaccionar adecuadamente.
 


No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...