Las
normas son cambiadas por las personas que tienen la audacia de
experimentar más allá de los límites de lo existente y que confían en
su propio proceso de aprendizaje. De hecho a veces este cambio sólo es posible si la forma para realizarlo también ha cambiado.
Aprender significa evolucionar, ya que destruimos y reconstruimos los modelos a medida que aprendemos. Este
aprendizaje refleja la naturaleza del yo nº2, y hace evolucionar los conocimientos a la vez que la capacidad para enseñar y aprender.
Pero es difícil encontrar una forma práctica para cambiar una cierta pauta de
comportamiento por otra nueva. De hecho si aprendemos cómo cambiar es
relativamente fácil cambiar cualquier cosa.
Cada
pauta de comportamiento existe porque desempeña una función. Decidimos
cambiar cuando nos damos cuenta de que esa función podría realizarse de
una manera mejor, cuando tenemos un sustituto adecuado para este hábito.
La
teoría del surco afirma que cada vez se ejecuta una acción de una
determinada manera aumentan las posibilidades de que volvamos a realizar esa acción de esa misma forma. Se desarrollan pautas (surcos) que tienden a
repetirse. Intentar salir de ellos es difícil; sin embargo comenzar un
surco nuevo, no intentar salir del antiguo, es más fácil y natural.
Los
hábitos son afirmaciones del pasado, y el pasado ya no existe. Luchar
contra los hábitos es lo que nos produce una tensión y malestar innecesarios. Cambiar es posible.
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