En este encuentro hemos comenzado a asentar las bases pedagógicas y metodológicas, muy diferentes a las de la enseñanza tradicional. En este sentido caben destacar dos puntos fundamentales de la filosofía del método:
1. El papel fundamental e insustituible de los padres en el estudio del violín
Los padres comienzan unos meses antes a estudiar el violín. Aprenden todo lo que los niños deben aprender durante el volumen uno, ya que guían su estudio. Cabe destacar los siguientes puntos:
- Correcta sujeción y posición de la caja / violín.
- Correcta sujeción y posición de la vara /arco.
- Tocar al menos el tema y las variaciones de Twinkle.
- Establecer los puntos de enseñanza de cada una de las piezas del volumen uno.
Una vez que el padre o la madre ha adquirido estos conocimientos básicos el niño comienza su primer contacto con el instrumento.
El padre y/o la madre asisten a todas las clases con el niño, interviniendo en caso de que haga falta y, sobretodo, anotando el o los puntos de enseñanza en los que se insiste en clase y escuchando las recomendaciones de estudio del profesor. Es una manera de enseñar que implica el entorno escolar y familiar del alumno a la vez que establece un estrecho vínculo profesional y personal con el alumno y su familia.
Este es un ejemplo de cómo los padres tocan con sus hijos la Primera variación de Twinkle y luego los niños van tocando uno por algunas de las otras variaciones, o Remando suavemente, la segunda canción que aparece en el volumen 1. En el minuto 3:13 hay un buen ejemplo de cómo toda la familia participa y disfruta de hacer música juntos.
2. El desarrollo de la concentración, el oído y la memoria musical en el aprendizaje del violín
Suzuki insiste en que un niño desde que nace puede aprender escuchando buenas versiones de música clásica.
Los niños de aproximadamente tres años pueden empezar a aprender a coger la vara y el arco. A esta edad la enseñanza es más global que nunca, ya que se trabajan:
- ejercicios de concentración
- ejercicios de coordinación
- la psicomotricidad fina
- el control postural
- la memoria auditiva
Todo ello hace que el niño no sólo aprenda música y desarrolle sus capacidades musicales, sino también sus habilidades físicas y cognitivas generales, como las capacidades espaciales, racionales, pensamiento abstracto, etc. He aquí un ejemplo:
Una crítica habitual al método es que los niños sólo saben unas pocas piezas y no saben leer partituras. En mi opinión esta es una afirmación basada en primeras impresiones y sin ninguna reflexión ni investigación mínimamente rigurosa acerca del tema.
Los niños pueden tocar cualquier pieza, a parte de las del libro, y de hecho las trabajan de manera individual y en grupo, especialmente en los encuentros que se realizan con bastante regularidad.
Respecto a la lectura, claro está que un niño de 3 a 5 años (edad en la que se pueden perfectamente iniciar en el instrumento) no sabe leer, ni texto musical ni lenguaje escrito. Los niños APRENDEN a leer. De hecho, se comienzan a utilizar bits desde el principio para introducir poco a poco todos los símbolos musicales que se sueles utilizar. Puedo afirmar, desde mi experiencia pedagógica fuera del método, que trabajando correctamente a los 5-6 años los alumnos pueden reconocer correctamente las grafías musicales, y los alumnos del método Suzuki no sólo los reconocen sino que también tienen un contexto más amplio de todos ellos. Explico el porqué:
Cuando los alumnos aprenden a tocar el violín aprenden paralelamente a reconocer la escritura musical, pero encontramos tres niveles en los que violín y lenguaje musical interactúan:
- Saber el nombre de las notas (de las grafías)
- Saber el nombre de las cuerdas del violín y las notas que corresponden a cada dedo.
- Saber la correspondencia entre nombre de la nota/grafía y cuerda/dedo
Muchos temas a reflexionar en el viaje de vuelta a casa.
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