En España hemos vivido un contexto no muy lejano de guerra y posguerra. La
marginación y pobreza que supuso dejó una generación de niños desprovista de
formación y recursos de aprendizaje. Por ello durante las últimas décadas la enseñanza
a adultos ha sido sinónimo de compensación y reinserción social.
Este peso negativo lo hemos heredado hoy en día, y se ha convertido en un
factor restrictivo que limita el desarrollo de muchos adultos. Ante esta
situación hemos de insistir como docentes en que todo adulto, al igual que todo niño, tiene capacidad de aprender, sea cual sea su nivel de formación previa.
Conocer la música puede permitir entrar en esta visión
positiva del aprendizaje, ya que podemos superarnos diariamente, descubrir
nuevas habilidades y desarrollarnos personal e
intelectualmente; es en definitiva es vivir plenamente.
"Ni la realidad ni el futuro son inexorables. La educación, en verdad,
necesita tanto de formación técnica, científica y profesional como de sueños y
de utopía"
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