El pragmatismo fue un filosofía exclusivamente norte-americana en la cual la verdad se definía en términos de utilidad y eficacia, de manera que, como dice T.H.Leahey, "el progreso y el perfeccionamiento eternos reemplazan la Verdad eterna y estática".
Lo menos importante de la consciencia es el contenido; lo verdaderamente importante es la función.
Leyendo estas palabras me he preguntado qué nivel de pragmatismo tiene la enseñanza del violín hoy en día.
Empecemos por la utilidad. En los conservatorios el 100% de los alumnos estudia incansablemente los grandes "clásicos" del violín (incluidos los conciertos para violín y orquesta).
Objetivamente la utilidad de tanto esfuerzo es muy baja, ya un 10% (siendo muy optimistas) llegará a tocar este repretorio de manera profesional. Mi pregunta es, ¿es que los profesores nunca se preguntan si lo que enseñan es útil, en qué grado le servirá al alumno en el futuro?
Quizás les haga falta algunas dosis de realidad.
Sigamos con la eficacia de las propias clases de violín, dentro y fuera de los conservatorios.
En mi experiencia el 99% de los profesores no piensan en que sus enseñanzas sean eficaces.
Muchos sí que piensan en que sean interesantes, ilustrativas, inteligibles,... pero es que tenemos un tiempo limitado y una obligación pedagógica con el alumno. Por eso cada clase debe tener un objetivo muy claro, y debe mostrarse en ella un progreso, un nuevo aprendizaje que será práctico y nos hará afrontar el futuro técnico y/o musical de manera más efectiva.
En resumen:
- muy pocos profesores enseñan de manera eficaz: la formación específica que requiere este tipo de enseñanza no es necesaria para ellos (lo tienen todo controlado)
- prácticamente ninguno enfoca la enseñanza a la utilidad, a lo que se necesitará en el futuro.
La propia palabra "conservatorio" ilustra muy bien la realidad; se trata de "conservar" el pasado, no de realizar el futuro. Estoy de acuerdo que muchas personas se realizan manteniendo el repertorio del pasado, y se ganan la vida así, pero - ¿de qué porcentajes estamos hablando?.
- ¿se descubre, a demás, toda la gran variedad de campos posibles?
- ¿se les da los medios y confianza a los alumnos para abrir nuevos caminos propios?
Y es que quizás la música, y sobre todo la clásica, esté demasiado anclada en la búsqueda de esa Verdad eterna y estática. Parece que hayamos olvidado que somos personas las que tocamos, y que necesitamos respuestas más concretas, más individualizadas, más útiles y menos elevadas.
No vivimos en el Romanticismo, y en nuestra realidad clásica no se multiplican las orquestas ni los intérpretes. No se viven aglomeraciones en la entrada de un concierto de Mozart, ni las adolescentes se desmallan cuando les firma un autógrafo el señor Stern.
Pienso en lo que me hubiese gustado descubrir antes el Método Suzuki, la sensibilización musical a bebés, la enseñanza a adultos.... todo esto fue descubierto fuera de estas instituciones, con muchos esfuerzos económicos... y es a lo que dedico el 90% de mi vida profesional.
Asi sólo me queda agradecer a conservatorios y universidades el poder llevar a cabo gracias a ellos el 10% restante de mi actividad profesional.
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