En mi experiencia como profesora Suzuki pongo en práctica diariamente diferentes herramientas comunicativas que me han resultado muy prácticas a la hora de transmitir conocimiento de una manera eficiente, humana y respetuosa con el alumn@.
Me gustaría compartirlas con vosotros, así que os dejo la primera entrada!
En mi opinión el respeto y el entendimiento mutuo deben ser la base en la que se debe fundamentar cualquier relación, ya sea pedagógica o personal. Y ciertamente creo que el momento más importante para fundamentarlos es el comienzo de la clase.
Son esos pocos minutos de conexión personal que se pueden crear fácilmente con observaciones sobre
- el estado de ánimo: que content@ se te ve hoy!
- alguna ropa especial o juguete que lleve en el día:
esa camiseta de super héroes es chulísima... cual es tu favorito?
ese muñeco parece uno de tus favoritos ... quizás podría sentarse aquí a escucharte hoy
- cómo ha ido la semana:
seguro que esta semana has practicado unos cuantos días!
Sea la respuesta negativa o positiva me da la oportunidad de mostrar a los alumn@s interés por ellos, e incluso que nosotros también somos humanos y podemos pasar un mal día sin que por ello suponga hacer una mala clase. Tengo una anécdota bastante ilustrativa al respecto:
- Profe: hoy se te ve cansado ... día duro?
- Alumno: sí, papá me ha traído corriendo del cole a la clase de violín.... como siempre!
- Profe (intentando no reir demasiado): vaya! llevamos vidas muy ocupadas... pero ya estáis aquí y lo pasaremos muy bien! Cómo ha ido la práctica esta semana?
- Padre /alumno: no hemos podido practicar. Hemos estado con fiebre tres días y los otros ha sido imposible esta semana
- Profe: bueno! eso significa que esta clase hemos de recordar muy bien lo que aprendimos la semana pasada. Seguro que lo haremos genial. No me extraña que estés cansad@! Ha sido una semana dura. La semana que viene será mejor.
Es fácil comenzar bien una clase cuando todo ha ido bien, pero no olvidemos que mostrar comprensión y apoyo en los momentos difíciles es lo que marcará realmente la diferencia en el desarrollo del niñ@, tanto académico como personal. Estas son las verdaderas oportunidades para que padres y profesores trabajen en equipo, para convertir los contratiempos en pasos hacia una buena experiencia pedagógica y vital.
Al fin y al cabo nosotros, los adultos, somos los que decidimos y enseñamos a los más pequeños que tipo de actitudes queremos tener ante la vida.
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